Los que ahora claman, antes la impidieron.
La Homologación Perdida de 2008: un Costo Incalculable para el Profesorado Canario
El año 2008 marcó un punto de inflexión desolador para el profesorado de las Islas Canarias. La oportunidad de alcanzar una homologación salarial largamente esperada, que equipararía sus retribuciones con las del resto del Estado, se desvaneció en un momento crítico, dejando al colectivo docente en una situación de vulnerabilidad extrema justo antes del estallido de una de las crisis económicas más devastadoras de la historia reciente.
La decisión de sindicatos como STEC-IC, FETE-UGT y UCPL de no apoyar el preacuerdo de homologación en aquel entonces ha tenido consecuencias nefastas y una pérdida de poder adquisitivo que se arrastra hasta el día de hoy.
La Decisión Sindical y la Oportunidad Frustrada
La homologación salarial era una demanda central del profesorado canario desde 2007, buscando equiparar sus condiciones con las de sus homólogos en otras comunidades autónomas. En enero de 2008, se presentó un preacuerdo con la Consejería de Educación que incluía un nuevo marco retributivo basado en la aplicación de sexenios. Sin embargo, este preacuerdo fue rechazado por casi el 80% del profesorado en un referéndum.
Los sindicatos STEC-IC, FETE-UGT y UCPL, que formaban el «Comité por la Educación Pública y la Homologación Docente», se opusieron a este preacuerdo porque exigían una «homologación sin contrapartidas». Su postura, aunque motivada por la búsqueda de una equiparación más ambiciosa y sin condiciones adicionales, resultó en la no materialización de un acuerdo salarial justo antes de que la economía española se desplomara.
Esta negativa a aceptar el preacuerdo, en retrospectiva, se convirtió en una decisión de consecuencias catastróficas.
La Tormenta Perfecta: Crisis y Pérdida de Poder Adquisitivo
Inmediatamente después de la fallida homologación, la crisis financiera de 2008 golpeó con una fuerza inusitada. Los salarios del profesorado fueron congelados e incluso reducidos. A nivel nacional, se implementaron medidas de austeridad drásticas, como la reducción del 5% del salario de los empleados públicos y la supresión de la paga extra de Navidad.
Estas decisiones, aunque de alcance general, encontraron al profesorado canario sin el escudo de una homologación que les hubiera proporcionado una base salarial más sólida.
La brecha entre el aumento del coste de la vida (IPC) y los incrementos salariales ha sido abismal. Desde 2010, el IPC en España ha crecido un 36,4%, mientras que los salarios docentes solo lo han hecho en un 14,5%. Esta diferencia se traduce en una pérdida de poder adquisitivo de aproximadamente el 21,9%.
Además, el «complemento específico» del profesorado canario se ha mantenido congelado al 78% de su valor desde 2010, lo que agrava aún más la discriminación salarial.
El Costo Incalculable: Cifras de la Devastación Económica
La consecuencia directa de la homologación perdida en 2008 y la subsiguiente crisis es una sangría económica para el profesorado canario.
Los informes sindicales, como los de Docentes de Canarias-INSUCAN, cifra la pérdida acumulada en hasta 70.000 euros para un docente con 35 años de servicio. Otros estudios corroboran esta situación, estimando una pérdida de 53.000 euros en 14 años para un docente con 13 años de antigüedad. Para los maestros, la pérdida se estima en más de 40.000 euros.
A pesar de que los salarios nominales del profesorado canario se sitúan entre los más altos de España gracias al complemento de residencia, Canarias es paradójicamente la comunidad donde el salario docente pierde más poder adquisitivo.
Esto demuestra que la oportunidad perdida en 2008, al no asegurar una homologación completa y sin contrapartidas, dejó al profesorado desprotegido ante la inflación y las políticas de austeridad, resultando en una erosión salarial sin precedentes.
En definitiva, la negativa de esos sindicatos a apoyar el preacuerdo de homologación en 2008, en su búsqueda de una «homologación sin contrapartidas», coincidió con el inicio de una década de recortes y estancamiento salarial. Todo ello ha tenido un impacto devastador y duradero en el poder adquisitivo del profesorado de Canarias, una pérdida que lamentablemente se sigue cuantificando hoy.